Por Alexandr Mondragón 

El desplome de Hillary Clinton justo antes de dar el paso final para ingresar a su vehículo, que todo el mundo vio en un video grabado el pasado 11 de Septiembre, retrata exactamente lo que le está sucediendo ahora —ad portas de la elección presidencial—. Y ni siquiera sus guardaespaldas —léase la Oligarquía de Estados Unidos— pudieron ocultar el mal estado de la candidata demócrata.

¿Qué pasará el 8 de noviembre? Imposible predecir con certeza, aunque es muy probable que se repita lo del año 2000, con un final de fotografía, ahora que las encuestas revelan un virtual empate. Aunque, para ser claros, todo se decidirá en el resultado de un puñado de estados —especialmente en Florida donde Donald Trump, al parecer, ha retomado la ventaja.

Sin embargo, las deprimentes condiciones socio-económicas de un amplio sector de la población, que siguen en declive, no augura que los votantes acepten pacíficamente un resultado como el que sucedió hace 16 años —a menos que ocurra un evento que los unifique en el pavor y el miedo. Y aun, sí así fuera, es muy probable que el escenario político estadounidense ya no será el mismo que el conocíamos hasta ahora.

Incluso, desde antes de las elecciones, ya existe un Antes de Trump y Después de Trump, porque, cuando nadie lo pensaba hace un año, él ha causado una implosión dentro del Partido Republicano, cuya jerarquía no pudo controlar el voto popular en sus elecciones primarias. Y eso es lo que puede suceder el 8 de noviembre.


Cómo cambió el panorama

A mediados de octubre, los medios de comunicación corporativos anunciaban que la candidata demócrata tenía una ventaja indiscutida en las encuestas —algo que solo lo cuestionaban los seguidores de Donald Trump y algunos expertos independientes—, de pronto la "Sorpresa de Octubre del FBI", cuyo jefe anunció la reapertura de las investigaciones de la agencia federal sobre los correos electrónicos de Clinton, ha dejado que las predicciones de la elección entren en una dimensión desconocida.  

Sin embargo, lo que cabe aclarar es que la "Sorpresa del FBI" no es el único factor que ha causado esta situación. Solo fue el empujón de un gran peñasco que ya apuntaba sobre la candidata demócrata, gracias a la filtración de los correos electrónicos de Wikileaks y al análisis de los mismos en los diversos medios alternativos de comunicación en Internet. Y este es un fenómeno que hay que conocerlo a fondo para entender, en gran medida, el fenómeno de Trump.



acelera el paso y no cede posiciones. donal trump se acerca a la meta.

ANALIZANDO PARA ENTENDER


Hace dos décadas, en su profético libro "Homo Videns", Giovani Sartori decía que el espectador-consumidor ve, cree lo que ve, pero no entiende lo que ve.

La filtración de correos, por sí sola, no hubiera tenido un efecto devastador sobre Hillary Clinton, sino hubiera sido por la acuciosa labor de diversos medios alternativos de información y autores independientes —censurados en los medios de comunicación corporativos—, que investigaron en detalle los correos electrónicos y revelaron las oscuras movidas dentro de la campaña electoral demócrata y la espantosa corrupción en el manejo de la Fundación Clinton —información que, además, se esparció a través de las redes sociales. Así, el poder de los medios alternativos para entender la realidad que oculta The Matrix.

Sin embargo, lo que también ha sido evidente es que el mundo no solo ha visto una de las campañas presidenciales más caras de toda la historia de Estados Unidos —unos $4,000 millones—, sino también una de las más deplorables por el "reality show" que se ha presenciado —y en donde solo faltó decir: "Que pase el desgraciado".

LA PERSONALIZACIÓN DE LAS ELECCIONES


Y lo anterior solo confirma lo que ya decía Satori hace más de dos décadas que «la televisión nos propone personas (que algunas veces hablan) en lugar de discursos (sin personas)».

Así, como escribió Sartori, «cuando hablamos de personalización de las elecciones queremos decir que lo más importante son los 'rostros' (si son telegénicos, si llenan la pantalla o no) y que la personalización llega a generalizarse, desde el momento en que la política 'en imágenes' se fundamenta en la exhibición de personas». Y en eso, la "Marca Trump", se vendió por si sola. El magnate, en base a muchas de las sandeces que habló, obtuvo una multibillonaria publicidad gratuita que nadie otro pudo conseguir en la historia de las elecciones estadounidenses —ni siquiera Ross Perot, otro multibillonario que en las elecciones presidenciales de 1993 llegó a obtener una quinta parte de los votos haciéndolo todo él solo, con su dinero, con los talk-shows y pagando sus presentaciones televisivas.

Y aun cuando el circo romano electoral ha dominado el espectáculo, lo cierto es que —siendo los electores seres humanos manipulables por las emociones, a través de lo que su mente capta en los últimos momentos —como se ha visto en los últimos días tras la "Sorpresa de Octubre"—, lo que decidirá las elecciones —a menos que el fraude sea muy evidente— es lo que sucederá en The Matrix hasta el mismo 8 de noviembre. Pero, ¿es esto lo que se merece la democracia estadounidense?

CANDIDATOS INCAPACITADOS


Lo triste, por no decir patético, es que ambos candidatos han demostrado estar incapacitados para estar a la altura de dirigir La Casa Blanca —y no decimos el país, porque el verdadero poder estás detrás del trono, o en manos del Gobierno en la Sombra, como alguna vez lo describió el periodista Bill Moyers, y otros lo han develado en libros y sendos reportajes de investigación en los medios alternativos.  

La investigación sobre el manejo de los correos electrónicos de Hillary Clinton, cuando era la Secretaria de Estado de EE.UU., y las revelaciones sobre los oscuros y corruptos manejos de la "Fundación Clinton", ha dejado a la candidata demócrata virtualmente incapacitada como una persona que tenga la capacidad de tener acceso a un poder presidencial, sin el peligro de que ese poder sea usado para un beneficio propio y no del pueblo estadounidense.

Y aunque Hillary Clinton es una mujer cuya trayectoria política encarna el consenso de la élite en cuestiones de gobierno, por lo que asegura que todo puede seguir por el mismo caudal —la preferencia por el "mal menor"—, no es menos cierto que "en aquellos casos en que la postura cosmopolita no es razonable o segura, en aquellas instancias en que la élite Occidental puede volverse medio loca sin siquiera notarlo, Hillary Clinton da señales de estar tan lista como el resto de sus colegas para ir de lleno por la locura", según lo advierte Ross Douthat, en un artículo de opinión publicado por The New York Times. Y en este escenario, como lo advierte el economista y autor Paul Craig Roberts, una "locura" puede desencadenar en un enfrentamiento nuclear con Rusia y China.

DISCURSO ANTI-OLIGÁRQUICO


De hecho, su principal catapulta en los primeros meses fue su retórica anti-inmigrante —despertando ese mismo sentimiento oculto entre millones de sus seguidores—. Pero conforme avanzaba, tuvo la astucia de tomarse prestado muchas ideas del "socialista" Bernie Sanders, en el sentido de atacar a la Oligarquía del 1% —a pesar de que él mismo pertenece a ella— y el establishment político en Washington, D.C. Como un ejemplo, aquí está lo que dijo en un discurso reciente: 

"Nuestro corrupto 'establishment' político (es) el mayor poder detrás de los esfuerzos de la globalización radical y la privación de derechos de los trabajadores. Sus recursos financieros son virtualmente ilimitados. Sus recursos políticos son ilimitados. Sus recursos mediáticos son inigualables. Y lo más importante, las profundidades de su inmoralidad son absolutamente ilimitadas".

Hasta Hugo Chávez lo hubiera aplaudido.

EL ESPECTÁCULO ES LO ESENCIAL


Y han sido estos discursos lo que, quiérase admitirlo o no, ha generado una pasión por Trump entre los votantes de las clases medias, blancas en particular, enfurecidos por su deprimente situación económica, acelerada desde la Gran Recesión del 2008. Incluso, sí Trump hubiera tenido un discurso más neutro sobre los inmigrantes, otra hubiera sido la historia —y debido a lo impredecible que es, quien sabe si lo cambie en alguna medida sí llega a La Casa Blanca, porque eso, sin lugar a dudas, le significaría más popularidad.

Otra cosa, al parecer, Trump —muy bien asesorado— ha captado la esencia de lo que T. E. Patterson escribió en 1982: «Antes, los candidatos formaban a su público de seguidores mediante reclamos sustantivos de contenido. Ahora se tienen que enfrentar a la dinámica de cómo se retransmite un juego»; y esto es porque —según remarca Sartori— el reportaje está, a la vez, «dominado por el... gameeentered, centrado en el juego. La cuestión es que la carrera presidencial se convierte en un espectáculo (incluida también en el show business) en el que el espectáculo es lo esencial, y la información es un residuo».

ENTRE LO QUE DICEN Y LO QUE HACE


Sin embargo, así como sucedió con Obama en el 2008 y el 2012, una cosa es lo que dicen los políticos en campaña y otra muy distinta lo que hacen cuando llegan a La Casa Blanca. Aunque, según Craig Roberts, la diferencia está en que si bien la Oligarquía tiene un control total sobre Hillary, no lo tiene sobre Trump. Y eso entusiasma a la gente. Pero como en The Matrix, todo puede ser una ilusión.  

Así —con la "Sorpresa de Octubre" del FBI, abriéndole camino a Trump—, lo único cierto por ahora es la elección presidencial en EE.UU. se asemeja mucho a la de ciertos países del Tercer Mundo, donde lo único que le queda al electorado es adoptar el "Más vale malo conocido, que bueno por conocer". Un dilema que, tratándose del "Faro de la Democracia Mundial" —léase EE.UU.— es una patética ironía.

En 1973, Mao le dijo a Nixon: “La historia es un síntoma de nuestras enfermedades”. Y en este caso, podríamos parafrasear que: "Esta elección es un síntoma de las enfermedades de la democracia estadounidense", que tal vez se encuentra en estado terminal.


*Alexandr Mondragón es el seudónimo de Luis Aguilar, periodista peruano y editor del semanario La Tribuna Hispana USA, en Long Island, Nueva York.